- 2 -

"El volante del colorado"

Hay objetos que están en nuestras vidas desde que nacimos, y que forman parte de las vidas de nuestros seres cercanos desde hace mucho más tiempo que nosotros. Por lo que a pesar de ser objetos, ocupan un lugar importante y hasta se habla de ellos como si fueran un miembro más de la familia, se los apoda y se pregunta por ellos. Hay objetos a los que personalizamos.

Ese es el caso del auto de mi vieja. Que a pesar de mostrar arrugas, canas y ya muy poca energía continua formando parte. Lo que me resulta bastante impresionante, teniendo en cuenta que llegó antes que yo hasta su hogar.
Lo que a veces no notamos es que pasamos muchas horas de nuestras vidas rodeados de objetos a los que con el paso de los años les tomamos cariño. A veces sentimos como que son algo de lo que no podemos desprendernos, y creo que eso es lo que sucedió en este caso.
Un solo dueño había tenido hasta que llegó a su dueña más aguerrida, es decir mi madre. Y ahí quedó, pausado en el tiempo, detenido para siempre en un mismo lugar.
Tiene nombre: 'el colorado'. Aunque su chapa, por lugares brillosa todavía, por lugares opaca, por lugares picada y por lugares desaparecida sea más bien de un color bordo. Mi vieja repite siempre la misma frase cuando de él se habla: "nunca me dejo en la calle por que es fuerte", y eso creo que representa en síntesis el porque de su estadía continua y sin partida en el garaje de casa.
Yo desconozco cuanto tiempo lleva junto a su ama y señora, pero creo que más o menos 30 o 31 años. Y eso es una vida entera y más larga que la mía.
'El colorado' es un Ford de luxe falcon no se exactamente el modelo, 1973 o 74 si mal no recuerdo. Y es el auto que jamás me enseñaron a manejar, por que tiene la palanca al volante, por que es muy duro, por que gasta mucho, por que es demasiado grande, o por que fui conciente de que su dueña lo quiere solo para ella y aun teniendo grandes y enormes conocimientos (no es mi caso) de manejo, nunca jamás me hubiera dado las llaves para moverlo de su lugar.
No creo que haya recorrido grandes distancias, pero estoy segura y soy testigo de que ha viajado mucho, por los cortos caminos rurales que unen mi ciudad con los pueblos en donde nacieron mis viejos, a los campos donde trabajaron, alguna que otra vez a la playa y siempre a donde lo lleven sin 'dejarnos en la calle'.
Me arriesgo a decir que es el único testigo de la mayoría de las cosas que han acontecido en mi familia a lo largo de tanto tiempo. Ha dormido a la intemperie en los veranos, en los inviernos, le ha caído nieve y lo ha secado el sol, pero aun continua en su lugar. Todavía sigue siendo imposible para mí que escucho rugir su motor cuando de paseo voy por aquellos pagos escucho desde la cocina como mi vieja lo acelera en el garaje.
Es impresionante la cantidad de recuerdos que tengo en ese auto, 'el colorado', y hoy no se por que lo recordé, miré una foto suya y me puse nostálgica de aquellos años infantiles cuando viajaba con mi vieja. Solas, cantando, dueñas del polvoriento camino, se sus asientos enteros de cuerina negra en los que tantas veces dormí de vuelta hacia casa.
Como dije al principio, hay objetos de los que no podremos olvidarnos jamás, por que nos acompañaron mucho, por que hablamos de ellos, por que son místicos o desconocidos, como lo es este inmanejable auto para mí.
Cuando muchos momentos han ocurrido en un mismo lugar, con tan solo recordar ese lugar estamos yendo de viaje con nuestras memorias al pasado, a los momentos felices que no van a volver, pero que es bueno recordar.
Seis lugares tiene en sus dos enteros asientos, seis integrantes supimos ser en la familia. Y al verlo hoy tan vacío parece que lo desconozco. De la panza al moisés, a la infancia y la adultés, siempre el mismo auto en la familia. Hace dos años que no me subo en él, hoy lo recordé y me puse nostálgica. Por que los años pasaron para él, los años pasaron para todos.

- 1 -

Ya hace 27 años que vivo dentro de mí. Todavía no he encontrado el sentido de la vida. He oído muchas veces a varias personas decirme eso: "Tenés que encontrar el sentido". Para mí los sentidos son cinco y algún que otro sexto perdido por ahí adentro. La edad no es algo que me preocupe, estando conciente de que el tiempo es relativo al provecho que cada uno le de, me reconozco perdedora de tiempos, y ganadora de otras cosas.
Acá estoy volviendo a empezar, este post no tiene ningún sentido, es más bien un 'romper la cáscara' para empezar a buscar, a nadar en este jugo ágrio los más dulces recuerdos que en mi memoria son importantes por algo. Una introspección a mí, a este limón verde amarillo.
No quisiera extenderme, pero como evitarlo, las letras se me escapan y continuo escribiendo sin pensar demasiado en ello.